El 24 de diciembre, María y José camino de Belén para empadronarse como había ordenado César Augusto. José iba caminando y María, sentada en un burro.
A su llegada a Belén, buscaron un lugar donde refugiarse, aunque llegaron demasiado tarde y todo estaba completo. Una buena señora les prestó su establo para pasar la noche en la que iba a nacer el hijo de Dios. José hizo una cama para su esposa. Lo que ninguno de los dos sabía antes de trasladarse a Belén es que era el momento de que naciera Jesús.
Cuando los pastores se entereraron de que el Jesús había nacido fueron a adorarle, poco después aparecieron los Reyes Magos para darle: Oro, Incienso y Mirra.
Bien Marína
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